lunes, 10 de octubre de 2011

Asesinato del PCU

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EN VOZ ALTA
Transcribimos a continuación el relato de los hechos que finalizaron con el
asesinato de dos obreros del ómnibus de la ciudad de Montevideo, a manos de
integrantes del Partido Comunista.
Se narra también la cobertura y la protección que dicho Partido (PCU)
proporcionó a los asesinos, de tal forma que nunca fueron capturados y el doble
asesinato quedó impune.
Podemos ver claramente como en el año 1952, el Partido Comunista Uruguayo
(PCU) ya tenía los lazos establecidos para poder operar clandestinamente dentro y
fuera del País, evidentemente en momentos del apogeo de sus relaciones con el
Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS).
Sería harto interesante que el abogado “adalid” de los derechos humanos Oscar
López, hiciese alguna averiguación para saber cual fue el destino de esos
comunistas asesinos de obreros.
Tte. Cnel. José N. Gavazzo
Prisionero Político
EL PARTIDO COMUNISTA URUGUAYO ASESINA A
DOS MODESTOS OBREROS DEL TRANSPORTE
Prueba fehaciente de que el Partido Comunista Uruguayo (PCU) contaba con un aparato
armado desde mucho tiempo antes de que se le detectara íntegramente como tal, y que
no vacilaba ni siquiera en el crimen para conseguir sus propósitos, fue el asesinato
cometido por elementos de la central obrera marxista Unión General de Trabajadores
(U.G.T.), de dos obreros del transporte capitalino, por el único hecho de oponérseles en
las elecciones para delegados ante los organismos reguladores de sueldos.
Felipe Nery Alemán y Daniel Bertúa Pallas fueron las víctimas de los comunistas en la
madrugada del 26 de abril de 1952.
Esa noche, en las inmediaciones de una de las centrales omnibuseras de Montevideo, un
grupo de obreros autónomos, integrado por Laurencio García Repetto, Felipe Nery
Alemán Barral, Daniel Bertúa Pallas y José Mario Rey Amado, se encontraban pegando
carteles de propaganda, cuando fueron atacados por un grupo comunista que integraban
Angel Somma Curcio, Rudecindo Aguirre Zabala, Luis Eduardo Cabrera Carvalho y
Febo Costa Borrás (este último viajó a Cuba enviado por el Partido a especializarse en
granadas y morteros, para los cuales había montado una fábrica en Uruguay). A Febo
Costa lo reconocieron dos de los obreros autónomos y el comerciante Hermenegildo
Santirio Silva, que lo vio huir de la zona, pese a lo cual no fue procesado.
La reyerta era presenciada desde la acera de enfrente por un elemento de
“autoprotección” del Partido Comunista, encargado de dar “seguridad” al grupo, Assís
Moraes Píriz, quien cruzó para colaborar con sus compañeros cuando estos se las vieron
mal, y lo hizo portando un revólver, descerrajándole tres balazos a Nery Alemán, que
murió instantáneamente y dos a Bertúa Pallas, cuyo deceso se produjo a los poco días.
Las pesquisas condujeron a distintas personas, entre ellas Juan Socorro Ramos,
Secretario del Club Comunista de la II Sección, quien confesó que Moraes Píriz había
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llegado a casa de Ceferino Irineo Bonaudi Delgado, activo comunista y panadero de
profesión.
Esta versión fue confirmada por un sobrino de Bonaudi, Húber Hernández, que vivía en
la misma casa, quien dice que vio a Moraes Píriz cuando su tía le pidió que saliera, en la
madrugada, en busca del propio Bonaudi. Húber Hernández agregó que luego oyó a los
tres discutiendo en el dormitorio de la vivienda y finalmente que su tío le recomendó
que no dijera nada a nadie, de que Moraes Píriz estaba allí.
Socorro, quien luego vivió largo tiempo con custodia policial, por temor a la represalia
comunista, testificó que en la madrugada de la cobarde agresión, a eso de las 5 y 15,
Angel Somma Curcio lo fue a despertar a su casa, enterándolo de que Moraes Píriz
había matado a dos personas y encomendándole que se pusiera en comunicación con el
Partido Comunista, para que este diera instrucciones sobre lo que había que hacer.
En la casa del Partido Comunista se entrevistó con Luis Tourón (detenido
posteriormente como responsable de una de las direcciones de trabajo del Partido),
quien en su propio auto lo sacó de allí y le pidió que lo esperara en determinado café,
mientras realizaba las necesarias consultas.
La primera información que recibió Socorro fue de que debían permanecer donde
estaban, en el sótano de la casa de Somma, tanto este como Moraes Píriz y Aguirre
Zabala, hasta el anochecer, hora en que se les recomendaba salir a la calle como de
costumbre. Socorro fue citado nuevamente a las 15 horas de ese día, para recibir otras
instrucciones y allí Tourón fue enterado de que Moraes Píriz se negaba a salir y Aguirre
Zabala no podía hacerlo pues tenía heridas muy visibles en la cabeza.
Tourón trasmitió la orden emanada del Partido, de que era muy peligroso que estuvieran
los tres juntos, y le dio dinero a Socorro para que Moraes Píriz se tomara un taxímetro y
se fuera a casa de Bonaudi.
A las 22 horas hubo otra cita entre Socorro y Tourón, en 8 de Octubre y 18 de Julio, en
el café “Miguelito”, indicando este último que aún el Partido no había conseguido un
coche para sacar a los prófugos, pero que este debía llegar al poco rato.
Así, pasadas las 24 horas, en un vehículo que manejaba Guillermo Israel, el Partido
Comunista fue a buscar a Somma y a Aguirre Zabala a quienes dio protección hasta que
dejaron las fronteras uruguayas.
Nunca más se pudo saber de ellos. El aparato del Partido Comunista había funcionado a
la perfección para cubrir la huída de asesinos entrenados, como eran Assís Moraes Píriz
y todos los integrantes del grupo de autodefensa.
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ACTO DEL FRENTE AMPLIO – PLAZA SAN
FERNANDO – MALDONADO – AÑO 2009

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